El sabor de la leche fresca de yegua generalmente se describe como más dulce y acuoso que el de la leche de vaca, con una textura ligeramente aceitosa. Tiene un sabor distintivo que puede ser un gusto adquirido para quienes no están acostumbrados a él. La leche también contiene más lactosa y menos grasa que la leche de vaca, lo que le confiere un perfil nutricional único.
El sabor puede variar según la comida del caballo, el método de ordeño y cómo se procesa o fermenta la leche. Al igual que la leche de vaca, también puede verse afectada por lo que el animal haya comido recientemente.
En resumen, el sabor de la leche de yegua es único, y aunque algunas personas la encuentran apetecible e incluso deliciosa, otras pueden necesitar tiempo para adquirirle el gusto.